jueves, 11 de febrero de 2010

Soledad obligada

Una cosa es quedarte sola un rato o hasta unos días, sin obligaciones, por gusto, con unos cuantos libros y ya  para colmo de felicidad con una tableta de chocolate Cadbury; lo que yo llamo soledad deseada, y otra cosa muy distinta  es la soledad de verdad, la  impuesta, la obligatoria. Esa afortunadamente no la conozco personalmente, sólo por referencias, pero existe, existe y está muy extendida. La soledad de cerrar la puerta por la noche y no tener a nadie contigo,  la de no tener a quien contarle lo que decía tu madre cuando el día amanecía nublado o la felicidad que sentiste cuando nacieron tus hijos porque los mayores más que que les hablen, necesitan que les escuchen, contar cosas de su infancia, de su vida antes de que se les olviden, antes de que ya no las puedan contar. 

Todos sabemos de personas que después de haber tenido una familia,incluso numerosa, se encuentran por uno u otro motivo, solas, completamente solas.

Ese tema siempre me ha preocupado y no soy la única. Recientemente descubrí un programa extraordinario en el canal de televisión de Andalucía, “Canal Sur" en el que les buscan pareja a mayores de sesenta años. Tú vas allí y explicas cómo eres  y cómo te gustaría que fuera tu pareja. Van personas de hasta de noventa años y resulta muy tierno que con esa edad se preocupen de explicar que ellos “ni siquiera quieren besos, sólo quieren compañía". Mientras la persona que busca pareja está en el aire, los que se ajustan a las peticiones y quieren, llaman, y los de la cadena les ponen en contacto y, luego, ya ellos en privado quedan o no, según les convenga. Hace unos días leí que desde que está ese programa en antena, las llamadas de teleasistencia, esas que tienen en algunas Autonomías y que usan los mayores cuando se encuentran mal o muy solos, en las horas de emisión de ese programa disminuyeron en un 90% en Andalucía.

1 comentario:

Moisés Morán dijo...

La soledad obligada es muy jodida, pero muchas veces esa soledad obligada nos las buscamos nosotros porque nos vamos acostumbrando a vernos solos en el espejo. Besos Conchi