domingo, 28 de mayo de 2017

Cacique

Tomás era el terrateniente del pueblo, señor de todas las vírgenes del lugar, simplemente las cogía, de sus casas , del campo, de donde las encontrara y se las llevaba. Los padres callaban, miraban a otro sitio como si no fuera con ellos, sabían que era el todo poderoso, dueño de todos los campos y los jornales, que podía hacer con ellos, con su familia lo que se le antojara, hasta dejarlos morir de hambre. Algunos lo agradecían, quitaba una boca de su casa y después cuando se cansaba de ellas las colocaba. Eulalia recién terminada la carrera de magisterio llego al pueblo. Cuando Tomás la conoció, olvidó sus apetencias animales, sus salvajadas. La vio a la salida de Misa, humilde , plácida, bonita, se volvió loco por ella, no se atrevió a hablarle, la siguió por ver donde vivía. Cuando ella lo conoció ya había perdido su mirada y sus gestos iracundos, sólo era un hombre pidiendo amor y ella se lo dio. Se casaron. Todo el pueblo se benefició del aparente estado de gracia que atravesaban los esposos. Pero pasaba el tiempo y el niño que tanto ansiaban los dos y que Tomás consideraba la afirmación de su virilidad no llegó. Visitaron a la mas anciana del pueblo, considerada por todos como bruja, especialmente por ella misma, que había vivido sus muchos años de sus mejunjes y sus profecías. María Sagrario les dijo que no porfiaran en tener un hijo por que seria una desgracia, Daria muerte a su padre y… tapándose la cara no quiso contar nada mas y los mando retirarse pidiéndoles perdón por que sus muchos años le jugaban malas pasadas y no se atrevía a continuar indagando en su futuro. Tomás quería tanto a su esposa que cuando el hijo nació y ella estaba extenuada por el parto lo lío en unos trapos y lo abandono en el bosque, colgándolo de un árbol por los pies causándole una cojera que le acompaño hasta su muerte. Un cazador furtivo lo oyó llorar y apiadándose de él lo envolvió en su capa lo llevó a un matrimonio conocido que él sabía que deseaban ardientemente tener un hijo. Lo adoptaron y allí entre cuidados y amores creció. Los jóvenes se burlaban de él, de su cojera y decían que unos padres tan elegantes y tan guapos como los suyos no podrían haber engendrado a un hijo lisiado y tan feo como él, los rumores crecieron y ya siendo mayor pensó que sus padres verdaderos lo habían abandonado, huyo de la casa. En el camino a su nueva vida participó en una reyerta porque Tomás atravesó su carruaje en el camino y arrollo el misero ganado de una humilde familia. En la pelea David dio muerte a su padre sin saberlo. La profecía se cumplía. Zenón el hermano de Eulalia, que vivía con ella desde que enviudó, necesitó ayuda en la finca y metió en la casa a David. Pasado el tiempo contrajo matrimonio con Eulalia, tuvieron varios hijos. Viendo cercana la hora de su muerte, María Sagrario contó lo que había profetizado a la pareja , incluyendo lo que ocultó en su momento, que David cometería incesto con su madre. Horrorizada Eulalia se ahorcó y David sabiéndose parricida e incestuoso y a su raza maldita , se sacó los ojos y abandonó su hogar hasta el lugar donde murió.

Hecho Real

Es espeluznante oír que ante la noticia de “tu hijo ha muerto” Un padre y una madre se abracen diciendo “gracias Dios mío “.Pero yo lo he vivido y aunque en el primer momento me horrorizó y me pareció que no lo habían entendido, que oyeron otra cosa, luego hablando con ellos, tu te sumes a sus sentimientos y también digas,” gracias Señor “. Gracias por haber rescatado al fin de ese infierno de las drogas a un chiquillo bueno, estudioso , cariñoso, que un día de la noche a la mañana se convirtió en un déspota, un ladrón, un mentiroso , en una verdadera tragedia para sus padres que nunca sabían donde estaba ni con quién. Que cuando sonaba el teléfono de la casa los dos corrían hacia él pensando lo peor y lo mejor, que había muerto por una sobre dosis o que era él, su propia voz para decirles “Estoy bien, no se preocupen, pronto iré a verlos a pasar unos días con ustedes o quizás para quedarme. Pero que realmente era la voz de alguno de sus hermanos diciendo ¿Saben algo del niño? Lo llamaban así por que era el pequeño . el juguete de todos por que llegó nueve años después que el último de sus hermanos. Que desde la maldita hora que se metió en ese infierno, no habían tenido un minuto de descanso ni de felicidad, que lo sufrían todos, ellos mismos los otros hijos, los nietos. Los tres lloramos abrazados mientras ellos decían, ¿no lo comprendes?. Ahora sabremos siempre donde está que no lo meterán en la cárcel, que no lo golpearán ni estará sujeto al martirio que para él suponía no tener droga ni dinero para conseguirla. Ella me decía, ahora cuando piense en él siempre sabré donde está que está dormidito, como cuando era pequeño, que nadie lo va a dañar que no pasará hambre ni frío

domingo, 20 de noviembre de 2016

Educacion

Hace unos días salía servidora de un banco, cuando ví que una chica joven venia hacia allí, le mantuve abierta la puerta mientras le sonreía, cuando llego a mi lado sonriendo ella también, me preguntó: “¿De qué nos conocemos?” “Yo creo que de nada”, le contesté. “No, es que como me saludaste sonriendo pensé…” dijo ella. Yo le conté que la sonrisa mía venía de fabrica, con el kit de montaje. Hace un tiempo, estábamos tres amigas juntas de charla, una era como yo, de las que no se callan ni debajo del agua tenemos, la misma edad, más o menos, aunque no lo confesaríamos ni ante el Tribunal Supremo. La tercera parece la virgen del Pino, de guapa y estática, no tiene ni una arruga, yo y la que se me parece no tenemos más porque no nos caben. Yo pregunte: “¿Oye, esta niña por qué tiene la cara como si la acabara de estrenar?” Ella contesto muy orgullosa: “Eso es genético, mi madre y mi abuela tenían la misma piel” “No mi niña, lo que heredaste de tu madre y tu abuela, no fue la piel dijo la otra, fue la mala uva, que ninguna sonreía así la mataran, ni hacia ningún gesto por temor a parecer un día más vieja”. Como les decía, pensé que es verdad que hoy día como no sea en los pueblos, nadie se saluda, bueno, yo si saludo a todo el mundo, los conozca o no, pero eso no es ningún mérito por mi parte porque los que me conocen saben que soy tremenda alegantina, que prefiero alegar si me dieran a escoger entre hablar y respirar, como dice un amigo de la familia que me conoce muy bien. Lo que se nota mucho es que las familias están poco tiempo juntas, como trabajan los padres, los hijos están mucho tiempo fuera de casa y, luego, los deberes y después, el ordenador durante horas y horas. No hay comunicación, no hay tiempo de correcciones, de esto se hace así y esto no se hace. No digo que en todas las casas, ni mucho menos, pero si en muchas, no se enseña a los niños urbanidad, en algunas familias se piensa que educar a los niños es cosa de los maestros, no señor, la tarea de los maestros es enseñar el principio de Arquímedes o los números quebrados, que ya sabemos todos lo fundamentales que han sido en nuestra vida esos conocimientos, bueno, fuera de bromas, la educación, los modales, se aprenden en la casa, desde la cuna o no se aprenden, no hace falta ser muy listo para saber eso. Concha Hernández Romero

martes, 1 de noviembre de 2016

Mis queridos trastos

Admiro a las personas que son capaces de terminar una caja de galletas o bombones de esas tan bonitas con paisajes o animalitos y tirarla a la basura, o un jarrón que se rompe, o un adorno. Yo no, yo después de repetir mil veces la pena que me da la pongo en una bolsa y la guardo en el trastero. ¿ Qué sabe una si inventan un pegamento Mágico Y las bolsas de regalo y las botellas de colonia vacías tan lindas y que todas tienen algún valor sentimental . Y tengo una caja de lata llena de tachas herrumbrientas que se dejo un fontanero cuando vino a instalarme un termo hace diez y ocho o veinte años. Y el martillo sin mango, ustedes lo tiraron ?. Yo no, qué sabe una lo que puede necesitar en cualquier momento. Claro que, aquí entre nosotros, yo se que tengo un montón de trozos de cable pero el otro día lo necesite y como no tenia tiempo de buscarlo, bajé a la calle y lo compre en un momento. Si abres mi cuarto trastero las estanterías parecen un montón de sandwich de esos de varios pisos, tengo hasta duros y pesetas de papel del año de la pera, pero sin ánimo de coleccionar sino por que me los regalo mi padre cuando todavía eran moneda vigente. Tengo una cajita de nácar con los dientes de leche de mis hijos, y la primera ropita que les puse cuando nacieron, y los rosarios, los libritos y los guantes de la primera comunión y zapatos pasados de moda pero, como me los puse en acontecimientos de mi vida familiar, no los voy a tirar ahora no ?. Supongo que las personas que no son así tienen los trasteros y los garajes vacíos y ordenados pero no pueden, como yo arrastrar una banqueta una tarde de invierno y pasar allí las horas contando mis tesoros, reviviendo sus circunstancias . Siempre pienso que voy a tirar algo pero es mentira, lo guardo todo otra vez con cariño y devoción. La verdad, las personas que saben a simple vista lo que se tira o no, me parecen bastante chinchosas. Son capaces hasta de saber que cosa se pone en cada estante de la nevera y claro, lo encuentran todo nada más la abren. Yo no, pero no cambio esa rutina y esa perfección, por mis viajes sentimentales a través de fotos viejísimas, recortes de periódicos que algunas veces no se ni por que los recorté pero por algo seria, y no los voy a tirar ahora que apenas han pasado veinte años. También guardo las botitas de lana que les hizo mi amiga Pepita a mis gemelos cuando nacieron. ¿ Y las cositas que les ha dado a la gente ahora por regalar en bodas, bautizos y comuniones ?. A cual más fea y menos práctica. Pues yo de esas tengo un montón por que claro, a las celebraciones invitan a los que aprecian y tu no vas a hacer el feo de tirarlas. Los otros si, los ordenados seguro que se la dejan en la mesa de la celebración con disimulo, haciéndose los olvidadizos. Yo soy incapaz, es más, seguramente cargaré con dos o tres más para mis hijos, a sabiendas de que pasaran a ser de mi propiedad, que ellos no se los llevaran ni locos a su casa. Belenes, lo que es el nacimiento, los pastores, los reyes, tengo cuatro. Van saliendo otros más bonitos, mas ligeros pero, cómo voy a deshacerme del primer nacimiento que hice con mis hijos. Por la misma razón conservo los otros y cuando se acercan las Navidades recluto a algunos de mis hijos, ponemos todas las figuras encima de la mesa de la cocina y armados de pinceles y pinturas los restauramos todos como si de la misma Capilla Sixtina se tratara. Mis hijas me tienen amenazada con que un día vendrán a mi casa y me tirarán todas las cosas inútiles. Yo confió en que sus muchas ocupaciones se lo impidan, pero si se diera el caso me haría fuerte, como Guzmán el Bueno en la defensa de Tarifa y no me dejaré arrebatar ni uno solo de mis queridos trastos. Es más, se los pienso dejar en herencia a ver si entonces, teniendo para ellos un valor sentimental, no los tiran. Quiero que mis cosas tengan un buen hogar para su futuro. Seria mucha casualidad que el citado fontanero leyera esto, pero si lo hace que no se moleste en venir a buscarla porque en el decálogo no escrito de mi casa dice: …que cualquier objeto, cuanto más inútil y disparatado mejor, que permanezca bajo mi techo más de dos años, pasa a ser de mi exclusiva propiedad… Concepción Hernández Romero.

domingo, 2 de octubre de 2016

Sin juegos

Hubo un tiempo en que no había televisores de plasma, ni siquiera en blanco y negro, ni videos, ni DVD, ni TDT, ni Playstation, ni ninguna de esas zarandajas que nos roban nuestro precioso tiempo y, sobre todo, el de nuestros nietos. Una época en la que los niños jugábamos al aire libre, en la calle, y no sentados en un sofá todo el día. Y si se iba la luz, cosa bastante frecuente, no se paralizaba la vida domestica, porque se cocinaba con una cocinilla de petróleo, de esas de fuelle, se lavaba a mano y la ropa la secaba al sol. Solamente, que cuando llegaba la noche había que encender las velas, ,imprescindibles en todas las casas. Pero la vida seguía igual, no existía ninguna de esas escandalosa maquinas que nos facilitan las tareas domésticas, pero que nos ponen de los nervios .En ese silencio idílico estábamos, cuando llegó a mi pueblo el milagro: la radio. Yo lo recuerdo perfectamente, a mi padre le prestaron una, la trajeron a mi casa, la pusieron encima de la mesa del comedor. Yo debía ser muy chica porque en mi recuerdo, estoy sentada encima de la misma mesa. Toda la familia, incluyendo tíos primos y sobrinos, estaba allí extasiada porque, señores, aquella cajita un poco mas larga que ancha, de color madera, que tenía por delante un trozo de tela como de arpillera, cuatro mandos y una especie de rejillita de madera, ¡hablaba!, ¡hablaba y hasta cantaba!, Todos estaban de pie, nadie osaba sentarse por si en esas se perdían algo. Durante todo el día no paró de entrar y salir gente, y a la hora del “Parte de Radio Nacional” mis padres, que habían decidido comprarse una, ya no estaban seguros de si sería tan buena idea, pues los vecinos, conforme cogían confianza, se iban acomodando y ya no recordaban que sólo habían entrado un momentito a ver si era verdad lo que contaban los que salieron. Ya de mayorcita recuerdo que me gustaba oír los discos dedicados porque había algunas dedicatorias muy graciosas como: “a fulano de tal de su novia, recordándole lo bien que lo habían pasado anoche”, ya sabía él por qué. Ellos lo sabían, nosotros lo intuíamos y a los nueve meses, todos teníamos la certeza. “A fulanita felicitándola por haber obtenido el título de corte y confección”, otras veces, era el carné de conducir. A los niños que hacían la primera comunión la dedicatoria era: “por haber recibido el pan de los ángeles”. A los soldados por haber terminado el servicio militar, también era muy frecuente: “a fulanito con cariño y simpatía desde la Villa de Teror o Ingenio o Agüimes o cualquier otro lugar de la isla. Otro era dedicado a Rosita, la chica mas guapa de su admirado que lo es, fulano. No sé si quería que todos supiéramos que ella estaba por sus huesos, vamos que, el dedicador era el objeto del deseo de Rosita o que el susodicho estaba un poco flojillo en gramática. Junto a un aparato de radio, y oyendo sobre todo las novelas y los discos dedicados bordábamos mis hermanas y yo nuestros ajuares..

martes, 30 de agosto de 2016

¿Y las tapas?

Sean de Tupperware de Rocasa o de Ikea, el destino es el mismo, se esfuman, desaparecen, es un misterio similar al del Triángulo de las Bermudas. Y no me pasa a mi sola, en todas las casas de mis familiares hay un montón de cacharros de esos, pero ninguna tapa. Yo ahora, los compro de esos de uno pieza, pero entonces se me pierde el cacharro entero, es luchar contra los elementos. Es como si estrenas algo de ropa: una camisa, un pantalón, una falda... y te lo manchas, ya se te mancharán siempre que te lo pongas, pregunten, pregunten y verán que eso también pasa siempre. ¿Y lo de no encontrar las gafas de leer? Bueno, a lo mejor eso sólo me pasa a mi. Muchas veces, he pensado que si me tocara la lotería compraría cien pares de gafas y las repartiría por todos los cajones y muebles de la casa, para no tener que pasarme la vida buscándolas. Los que no me conocen pensaran: ¿Por qué no te las cuelgas al cuello con un cordón? Pues porque entonces sería peor, porque me gusta mucho la cocina y me paso allí muchas horas, y si las llevase colgadas se podrían encontrar en sus cristales desde un pedazo de pimiento o un puñado de arroz hasta una vieja de cuarto y mitad. Mi madre también las usaba para leer y nunca hablaba por teléfono sin ellas, apenas sonaba nos ponía a todos a buscarlas. Muchas veces, las llevaba al cuello con un cordón, se lo decíamos, se las ponía y, ahora si, ahora ya podía hablar tranquila. Supongo que alguno de ustedes se acuerda de cuando los teléfonos ni siquiera eran directos, solían estar colgados de la pared y eran negros, enormes y feos. Para hablar con alguien, tanto si estaba al doblar la esquina como en la Península, tenías que llamar a la central y esperar, unas veces un rato y otras, unas horas. No se de qué dependía la tardanza, pero yo siempre pensé que estaba en relación directa con el grado de amistad que te unía a la centralista. Eso tenía sus inconvenientes y sus ventajas. Recuerdo que una vez, estando mi madre operada en la clínica Santa Catalina, me llamó mi hermana mayor para decirme cómo estaba y para que les llevara unas cosas que necesitaba. Al poco de colgar me di cuenta de que no recordaba todas las cosas que me pidió, entonces llamé a la centralita y pedí que me pusieran con la clínica, ese era el protocolo que había que seguir; la telefonista, una buena persona conocida por todo el pueblo, me dijo: Pero mi niña, si hablaste ahora mismo- Si-le conteste yo- pero es que no me acuerdo de lo que me dijo- Ella muy cooperativa me dijo: -A ver, apunta, apunta, te dijo que tu madre estaba mejor y que le llevaras camisones de dormir, fruta, pañuelos y las otras gafas- Yo le di las gracias porque me evitó otra llamada con la consiguiente espera, pero me quede pensando que si le preguntaba, seguro que me sabía contestar todo lo que me decía mi novio, en aquel tiempo ferviente enamorado. No le pregunté, pero desde entonces me pareció notar que siempre que nos encontrábamos me sonreía de una forma pícara como diciendo -¡Hay que ver lo que te dijo anoche!- Otra vez, un chico del pueblo me hizo unos versos alusivos a mi nombre y me los leyó por teléfono. Nada mas colgar, me llamó la telefonista para decirme que ella sabía, de muy buena tinta, que este chico tenía una novia en Las Palmas, con el mismo nombre que yo, dándome a entender que o bien yo no era la musa inspiradora o que el susodicho galán mataba dos pájaros de un tiro. Yo creo que fueron las dos cosas ¿Te acuerdas de eso, chico de mi pueblo?.

domingo, 14 de agosto de 2016

Sueños

Estoy en unos grandes almacenes, voy bajando las escaleras mecánicas , ya se vé poca gente, pronto cerrarán, levanto la vista y veo subiendo a una mujer que es exactamente igual que yo. Bueno la muy… es más flaca. Es como a mi me hubiera gustado ser toda la vida. Creo estar soñando, pero no, estoy despierta y estoy aquí. Ella me mira sin inmutarse parece que no sabe de nuestro parecido. Cuando llego a la planta siguiente y después de afianzarme bien, para no dar con mis quilos en el suelo, me vuelvo a tiempo de ver que ella también se adentra en la planta siguiente, entonces me doy cuenta de que tiene el pelo completamente blanco, nunca lo había notado antes , porque yo la conozco ¿saben?, ella ha venido en mi ayuda muchas veces, los días antes de mi boda, cuando me case con 18 años con más ganas de jugar a las casitas que de tener que llevar una casota. Cuando mis nietos eran pequeños y yo me los llevaba a la playa y tenía que multiplicarme por cuatro para cuidarlos. Ella aparecía entonces, serena y sonriente, y entre las dos podíamos más que ellos.Cuando tuve gemelos que no me dejaban dormir ni de día ni de noche,ella venia, entonces yo mirándola con el mayor de los agradecimientos me acurrucaba a los pies de la cama y me dormía . La había visto muchas veces pero siempre en sueños. Subí las escaleras todo lo rápido que pude y traté de encontrarla, pero no había nadie, ni siquiera estaban allí los dependientes, otra vez volví a dudar si estaba despierta. Mi amiga Patricia me sacó de la duda: “¡venga, Concha!, date prisa, ¿qué haces ahora? Es tardísimo, vámonos” Esa noche deseé con todas mis fuerzas soñar con ella, verla con más detenimiento, pero no vino. El domingo siguiente comí con mi familia y recurrí a una sobrina de mi madre, la más vieja de la familia, se lo conté todo, ella que es tan llorona como yo, me dijo secándose las lágrimas: “ Es tu hermana gemela , murió al nacer” ¡pero si yo nunca oí hablar de ella! Me contó. Antes no se sabía el sexo ni el número de los fetos. Era una sorpresa en el momento del parto. Tus padres y los que estaban allí decidieron ocultarlo para no enfrentar a tus hermanos con la muerte siendo tan pequeños y también por tu abuela que estaba delicada. Desde ese día estoy contenta porque sé que aunque tenga que estar dormida para verla, ella está conmigo. Ahora entendí lo del pelo blanco, allí donde ella esta no hay peluquerías para acudir todos los meses como hago yo. Y era mas delgada porque no ha tenido que comerse todas las sobras de los platos de seis niños “por no tirarlas”