viernes, 20 de noviembre de 2009

LLamada equivocada

¿Dígame?

- ¿Por favor, esta Marianela?

- ¡Sí!

- Dígale que se ponga, de parte de Fulgen- Risas

-¡Pero que tontería!, si no se puede poner

-¿Por qué no?

-Porque tiene tres años y seguro que no espera ninguna llamada. Es mi hija, esta equivocado. 

-¿Tienes una hija?, tu voz parece la de una niña

-Sí, me lo han dicho muchas veces, pero de niña sólo tengo la voz- Más risas de los dos.

-¿Cómo te llamas?

- Sandra

- Me gustaría conocerte, eres tan alegre y tan espontánea, ¿tienes pareja?

-No, ya no

- ¿Tomamos café?

- ¿No serás un sádico de esos que van por hay matando gente?

-Sí, lo soy, pero nunca lo cuento en la primera cita -Más risas. Quedaron.

Cuando colgó, Sandra pensó: ¡Bendito invento el teléfono y benditas equivocaciones!, Fulgen pensó: ¡Que niña tan encantadora, suerte de equivocación!

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