viernes, 1 de noviembre de 2013

Cuando lo abandono su esposa, Torcuato se encontró, en aquella casa grande sólo y, sobre todo, perdido. A pesar de las amenazas de su esposa , él no la creía, pensaba que, como su madre y su abuela, las esposas eran para siempre. ¿A dónde se iba a ir, a la casa mísera de sus padres de donde la había sacado? ¿Ahora después de vivir como una reina con criadas y coche a la puerta? Él era el típico inútil que no sabía ni mandar al servicio, la casa se volvió del revés, en cuatro días. . Entonces recordó a su tía viuda Edelmira que, a su llamada, vio los cielos abiertos, cerró su casa en La Laguna que mantenía a duras penas pues, como se dice por aquí de las viudas que quedan económicamente mal, “Su marido se había llevado la llave de la despensa”Se planto en casa de su sobrino, no sin pena porque después de vivir veinticinco años en La Laguna sabía que la iba a echar de menos. Edelmira cogió las riendas de la casa, puso en orden el servicio y todo funcionaba como en un cuartel, eso, como un cuartel porque tía y sobrino tenían el mismo insoportable carácter y cualquier parecido de la casa con un hogar era pura coincidencia. Todo funcionaba a la orden de “ya”, y lo peor de todo, la cocina. Torcuato estaba acostumbrado a grandes comilonas acompañada de buenos vinos y la tía abolió todo eso de un manotazo, había que comer sano y frugalmente. La cocina se lleno de verduras y frutas, algo de pescado y nada de carne, ¿Cómo íbamos a comernos los unos a los otros? Porque los pobres animalitos son seres vivos como nosotros y sienten y padecen, ¿Y los pescaos? Decía la cocinera ¿Y las plantas también son seres vivos, no? Claro que no, contestaba iracunda doña Edelmira , a los peces no los matamos, se mueren solos al salir del agua y eso de que las plantas son seres vivos es un disparate, ¿Cuándo has visto tú que alguien que este enterrado, este vivo?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gustó, Conchi. Leyéndola, me ví dentro de la casa de Torcuato. ¡Felicidades!

pancho dijo...

Me gustó, Conchi. Leyéndola, me ví dentro de la casa de Torcuato. ¡Felicidades!
No sé porqué a mi comentario de 4 de Noviembre se puso como anónimo. Pongo éste para identificarme.