Se echa a la calle todas las mañanas con la sonrisa puesta,
dispuesto a destruir todos los malos augurios y todas las malas nuevas con que
le puedan atacar.
El, no concibe
que pudiendo tratar de poner a mal tiempo buena cara, se empeñen en
regodearse en lo malo que nos pase.
Tiene 80 años y él si que pasó junto a sus hermanos
hambres y miserias , pero eso lo
tiene archivado.
Su memoria selectiva solo le trae de esos tiempos la familia
unida y numerosa y ríe recordando que eran ocho hermanos y que no podían salir
todos juntos por que no había ropa suficiente para vestirlos a todos ,su madre
llevaba estrictamente la cuenta de quien salió ayer y a quien le toca mañana.
¡Su madre, ese es su mejor recuerdo! ¡Y las comidas que
preparaba con cualquier cosa, y que sabían a gloria!.
El había sacado su afición a la cocina. Ahora cuando llegara a casa después del
paseo matinal se le estaba
ocurriendo que iba a hacer, con la sama que quedó de ayer, un salpicón de
pescado. Mentalmente repasó la receta por si tenia que comprar algo antes de
volver.
Mientras andaba hacia la casa pensó, ¿de que se quejarán
ahora?.
4 comentarios:
Me encanta su forma de narrar.
Muchas felicidades, gracias.
María
Una realidad que se recuerda con nostalgia, y muy bien narrada. Besos Conchi.
Me enternecen sus historias, Concha. Parece que le estoy viendo. Una de mis mayores aficiones es hablar con gente mayor. Son auténticos, respetuosos y guardan en su memoria historias que debemos
conocer y transmitir.
Con frescura, naturalidad y desparpajo como siempre, así son tus historias Concha! ¿Cuánto tiempo amiga? Espero que estes bien. Me gustaría que te pusieras en contacto conmigo, ya que tengo hablar contigo de una cosila. Besitos, Chari Ibrahím
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