miércoles, 20 de mayo de 2009

Marujas

Muchas veces, más de las que quisiera oigo hablar, incluso a personas inteligentes y formadas, de lo que llaman “Marujas” y lo que de verdad me duele es que lo hagan despectivamente. Comentan horrorizadas que se les está poniendo el pelo de “Maruja” o que no encuentran ropa que no sea de “Maruja”.

No se dan cuenta de que sólo con suerte, con muchísima suerte, ellas también lo serán algún día. En una ocasión oí a Eduardo Punset una cosa muy acertada, decía que nadie quiere ser viejo pero que ante la otra alternativa… O como decía Cervantes, cuando el autor de la segunda parte del Quijote lo tachaba de manco y de viejo: “¡Cómo si mi manquedad hubiera nacido de una taberna o cómo si en mi mano estuviera detener el tiempo y que por mí no pasara!

¿Es que piensan ustedes que nunca van a necesitar un tiente para el pelo y que cuando llegue la menopausia no se van a ensanchar y se tendrán que vestir a como dé lugar, o sea de Marujas como cualquier hija de vecina? Pues siento mucho desengañarlas, pero les pasará, por muy modernas e intelectuales que sean ustedes hoy, les pasara. Es genética no hay quien pueda con ella. Pero lo que de verdad me da pena es que menosprecien a unas personas que han dado su vida por ellas, ocupándose de todo para que sean lo que son. Si ser “Maruja” es tener hijos, quererlos más que a mi vida y trabajar como siete para sacarlos adelante, yo confieso llena de orgullo que soy más “Maruja” que nadie. Por favor, como dicen los niños hoy, me la pido, que nadie me quite el puesto.

1 comentario:

Moisés Morán dijo...

Eres una maruja maravillosa