miércoles, 11 de diciembre de 2013

Criticonas

Ahí viene Carmita Na más que me vea me va a preguntar ¿Dónde vas Mª desde tan temprano. A casa Teresa a echarle una mano? ¿A echarle una mano? Una mano al cuello le tenía que echar, que la criticona no deja de hablar. Que Mª arriba, que Mª abajo… Anda Teresilla vete “pal” carajo. Que si toas decimos lo que tos sabemos, no queda Teresa nadie con cabeza. Que tus hermanas, bien dieron que hablar. Tu madre y tu abuela, descansen en paz. ¡ Descansen ahora ¡ que cuando eran mozas eran conocidas de Telde a Las Rosas. A tos extrañaba que entre tus hermanas las hubiera rubias, morenas, castañas… ¡y hasta una mulata¡, que según tu madre fue de un maleficio que le hizo el compadre. Pero tos sabemos que tuvo que ver el primo cubano que trajo Manuel. A tu hermana la chica le cortas el pelo, le pones pantuflas, sahariana y lentes, y parece el mismo Pepito el del puente. Tu abuela decían, que hacia sortilegios y los daba gratis pa amarrar a los hombres para los jamases. Mira Teresilla que bien te vendría haber heredado esa sabiduría. Porque a ti los hombres no te duran na, vienen, te conocen, cogen y se van. En los Carnavales te encontraste un novio, te vio sin careta y no lo viste más y es que a ti los hombres no te duran na. Llegan, te conocen, cogen y se van. Y tu prima Pino se fue a sulfatiar a los tomateros en el Carrizal y trajo un regalo bajo el delantal, que a los nueve meses empezó a llorar. Tu tía decía ¿pero esto que es?, que va a ser madre, ¿es que no lo ves?. Esto fue un hallo que yo no busque y ahora no cambio ni por un marqués. Fuerte niño lindo, vaya una hermosura. Un lacillo rojo le tengo que hacer, pa cuando lo saque por ahí de paseo, no le hagan mal de ojo que en eso yo creo. Como te decía es que criticona eres por herencia. Tu madre, tu abuela, tus tías, aunque no quisieras pero es que tu si quieres, es que a ti te gusta, muchacha te nace, te gusta un buen chisme más que el “bien me sabe”. Eres igualita a tu tía Piedad, que se ponía mala cuando no tenía a quien criticar. Así que ya sabes, mándate callar, que a mi con palabras no me ganarás. Porque soy más lista y también más alta…y mejor plantá y no tengo abuela y eso no es por na. Tal vez otro día, si ustedes lo quieren les cuento otro cuento de un chico, una chica, un viejo, una vieja que tú los conoces, que son de tu pueblo y del mío y de todos los pueblos de mi Gran Canaria.

1 comentario:

Anónimo dijo...

De niño me traladaron a vivir a la ciudad. Cuando en verano, volvía de vacaciones al pueblo a casa de mis abuelos, las vecinas, sin ninguna vergüenza ni recato me paraban preguntando: ¿De quien sos tu? ................

Me lo hiciste recordar, Concha. Un saludo afectuoso y muchas gracias por escribir estas historias. El canariodelcampo