martes, 21 de agosto de 2012

El infierno de las drogas


Es espeluznante  oir que ante la noticia de “tu hijo ha muerto” Un padre y una madre se abracen diciendo “gracias Dios mío “.Pero  yo lo he vivido y aunque en el primer momento me horrorizó  y me pareció  que no lo habían entendido, que oyeron otra cosa,  luego hablando con ellos, tu te sumes a sus sentimientos y también digas,” gracias Señor “.
Gracias por haber rescatado al fin de ese infierno de las drogas a un chiquillo  bueno, estudioso , cariñoso, que un día de la noche a la mañana se convirtió en un déspota, un ladrón, un mentiroso , en una verdadera tragedia para sus padres que nunca sabían donde estaba ni con quién. Que cuando sonaba el teléfono de la casa los dos corrían hacia él  pensando lo peor y lo mejor, que había muerto por una sobre dosis o que era él, su propia voz para decirles “Estoy bien, no se preocupen, pronto iré a verlos a pasar unos días con ustedes o quizás  para quedarme.  Pero que realmente era la voz de alguno de sus hermanos diciendo ¿Saben algo del niño? Lo llamaban así por que era el pequeño . el juguete de todos por que llegó nueve años después que el último de sus hermanos.
Que desde la maldita hora que se metió  en ese infierno, no habían tenido un minuto de descanso ni de felicidad, que lo sufrían todos, ellos mismos los otros hijos, los nietos.
Los tres lloramos abrazados mientras ellos decían, ¿no lo comprendes?. Ahora sabremos siempre donde está  que no lo meterán en la cárcel, que no lo golpearán ni estará  sujeto al martirio que para él suponía no tener droga ni dinero para conseguirla.
Ella me decía, ahora cuando piense en él siempre sabré  donde está que está dormidito, como cuando era pequeño, que nadie lo va a dañar que no pasará hambre ni frío

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