viernes, 7 de octubre de 2011

Nombretes

Mi sobrina María Hernández Martí, periodista y escritora ella, me enseñó a ir por la vida con los oídos bien abiertos, pues dice, y yo lo ratifico, que se aprenden muchas cosas.

Así que si estoy, pongamos por caso, en la cola de un banco tengo puesto el radar con lo cual me distraigo y a veces hasta me divierto. Hace unos días oí lo siguiente “Oye yo te conozco a ti pero ahora mismo no sé de qué.”Estuvieron las dos tratando de adivinar y ya por fin dijo la interpelada,” ¿pues no sé de qué?, yo soy nieta de Juanito el cosio,” entonces ya cayeron la una en brazos de la otra, las abuelas habían sido amigas, las madres también, de pequeñas iban juntas a la playa, hasta yo estaba contenta de que se hubieran encontrado, y más que me puse cuando ellas metidas hasta las cejas en recuerdos de la infancia y la adolescencia, en los amores primeros me miraron y me dijeron “pase usted señora, pase usted, mientras nosotras hablamos” Aunque lo agradecí , no me hubiera importado seguir un ratito allí compartiendo tiernas vivencias. Entonces recordé que cuando yo me casé y llegué a un pueblo de Murcia a conocer a la familia política recién estrenada, me sorprendió muchísimo el uso exagerado que se hacia de los allí llamados “apodos y aquí nombretes”
Conocían a todos los vecinos del pueblo por sus apodos a los que todos respondían como si de su nombre de pila se tratara: el Locuras, el Perdio, el Marqués, Trompa lápiz, Lacatana, Pepe el feo, y claro, los apodos se heredaban como los apellidos, el hijo del Locuras, la marquesa, la nuera del Perdio, aunque en este caso, ella, por méritos propios, también hubiera podido acceder a lo que entonces se llamaba una perdida y que ahora se llama una ligona o … Si el tiempo lima montañas, no iba a limar también el apelativo de un quítame allá esas bragas.

1 comentario:

María dijo...

¿Yo? ¿Yo te lo enseñé a ti? No, no, es al revés, me lo enseñaste tú, como tantas otras cosas útiles, por ejemplo, hablar con los taxistas, o levantarse temprano para preparar las naranjas chinas del almuerzo, o no nombrar nunca las cosas en números inferiores a diez mil millones...
Gracias :)