domingo, 1 de agosto de 2010

¿Vacaciones de quién?

Reconozco que cuando mis hijos eran pequeños era más fácil el veraneo, por ejemplo, no se habían inventado los dichosos libros de vacaciones Santillana o similar, esos libros que destrozan el verano de los niños y los nervios de las madres. Porque, ¿han visto ustedes algún padre ayudando a sus hijos con los deberes? Yo no, a ninguno,

no digo que no los haya, pero yo no he visto ni a uno.

Yo conozco a una madre de cuatro hijos que durante el curso es maestra y  después en verano trabaja como  siete maestras o como siete ingenieros agrícolas. Ella, que soñaba con poder dormir un poco más, se levanta con el alba porque los niños, nada más que ven luz, se despiertan unos a otros y empiezan a correr por la casa, a pedir a gritos el desayuno, a preguntar que bañador se ponen o si falta mucho, la pregunta estrella. Esa frase la repiten un millón de veces al  día, sobre todo  cuando van en coche.  Ella recoge la casa, lo justo pero hay que recoger, hace la comida, se sienta con los niños a hacer los deberes, con cuatro niños, calculen los que tienen uno y les parece que trabajan mucho, prepara el bolso de playa con todas las cosas que los niños quieren  llevar y que luego ni sacan, con  agua, fruta partida en un taper, cremas, para el sol, por si les pica un agua viva, thrombocid, por si se dan un golpe, gotas para los oídos, toallas, sillas, los flotadores, los manguitos y toda suerte de moldes de plástico y, gracias a Dios, ya pasó la época de los biberones, los pañales, las chupas que siempre, pero siempre, se perdían a la hora de salir. Al final bajan a la playa con un matalotaje como si fueran a estar allí un mes y venga, ponle crema a todos, los tapones al pequeño para que no le duelan los oídos. Después del baño,  donde ella no ha hecho más que correr como una loca detrás de unos y otros sin apenas darse cuenta de que estaba en el agua, recógelos, quitales la arena, desarma el camping…

Llegan a casa, a ducharlos porque es imposible que, como están, puedan sentarse a comer ni dormir la siesta, ¿Dormir la siesta?  ¡Dios mío, haz posible ese milagro!

Este es el diario de una mañana y no completa de una madre que si le preguntas es tan optimista como para decirte que está de vacaciones, cuando lo único que ha hecho ha sido cambiar de cocina, de lavadora, que por cierto es mucho peor que la de su casa, que apenas centrifuga y la ropa tarda la intemerata en secarse. 

3 comentarios:

pancho dijo...

Ante la pregunta: ¿han visto ustedes algún padre ayudando a sus hijos con los deberes?, le diré lo siguiente
1.- Las asociaciones de padres de alumnos, se empezaron llamando así: APAS.
2.- Ante el empuje de las madres que no veían a un solo padre, pasaron a llamarse AMPAS, Asociación de Madres y Padres de alumnos.
3.- Yo creo que deben pasar ya a llamarse AMYAPAS, Asociación de Madres y Algunos Padres de Alumnos.
Saludos.

Anónimo dijo...

Un trajin sin duda, ahora estoy en ello.moises

Anónimo dijo...

Hay cosas peores, soy viudo con dos hijos varones de diez y doce años, gracias a Dios aun tengo trabajo, pero por la actividad de la empresa en la que trabajo no puedo "disfrutar" las vacaciones en verano, ni el sueldo me permite enviar a mis hijos a campamentos de vacaciones, por lo cual están casi tres meses solos en casa, aunque creo que los he educado bastante bien, esos tres meses estoy con un estado de angustia durante las horas laborales pensando en lo que estarán haciendo mis angelitos "Solos en Casa" como la peli.