Mi nieta Carla, cinco años: “Papá, Papá, hoy he visto un ‘escalestri”
Papá: “¿Has visto a unos niños jugando con un scalextric?”
Carla: “No, he visto un “escalestri” de verdad”
Papá: “Pero cariño, si aquí en Murcia no hay scalextric”
Carla: “Si, papi, he visto a uno de esos que son hombres pero quieren ser mujeres”.
Carla: “Papá, ¿sabes que se murió Michael Jackson? ¡Con lo bien que cantaba!”
Papá: “Si hija, lo sé, pero tú no lo conoces, no lo has oído cantar nunca”
Carla: “Si, papi, ¿No te acuerdas?: el chiki, chiki, el cruzaito, el Michael Jackson”
Abuela: “Carla, ven a comer, ¿quieres lomo?”
Carla: “¿Qué es eso?”
Abuela: “¿Qué no sabes lo que es? Seguro que tu madre te lo habrá dado un montón de veces”
Carla: “Es que tú sabes, abuelita, la tienda del lomo le queda muy
lejos a mi mamá”
Mi nieto Fulgen, siete años, entra corriendo en el cuarto de estar:
“Mamá Conchi, mamá Conchi, Carla ha dicho cojones”
Carla: “No, no, yo no dije eso”
Fulgen: “¿Qué dijiste?
Carla: “Dije “jones”, no, no, dije “Homer Simpson”, el padre de Lisa, ¿es que no lo conoces, mamá Conchi?”
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